Entre plena crisis financiera y económica, entre el transcurso de las elecciones norteamericanas, ¡¡sí!!, aquellas que despiertan expectación en todo el mundo..., entre noticias de la calada de "Absueltos los 16 jóvenes que quemaron fotografías del Rey en Gerona", he encontrado una noticia que, desde lo absurdo de la situación, me ha sobresaltado, me ha llamado terriblemente la atención... déjese saber; la de que unos ciento noventa diputados, ¡¡sí señor, ha oído usted bien!!, ciento noventa, casi dos centenares de señorías no han asistido, hoy miércoles, a la sesión de control al gobierno. Parece simplemente un hecho casual, pero mi comprensión no llega a comprender tanto despiste. ¿A qué dedican el tiempo sus señores parlamentarios? ¿Acaso sus percepciones salariales no les son suficientes para cumplir sus labores como representantes del Pueblo Español?
Hace unos días Manuel Martínez publicaba en este mismo blog un artículo realmente interesante titulado: "El Mercadeo de los Diputados". He de confesar que, tanto en un principio como en un fin no comparto sus opiniones respecto a lo sucedido en la votación de las enmiendas a los Presupuestos Generales del Estado, pero he de reconocer que, en el fondo, toca algunos aspectos en los que en mi opinión lleva algo de razón. El aspecto más importante, que en mi opinión, deja entrever es el de la separación, en la escisión que el poder político contemporáneo esgrime con la sociedad civil, que recibe su compromiso tan sólo cada cuatro años. Después del compromiso, aparente y formalmente dado de facto modo en las elecciones, una vez que el parlamentario se hace con su escaño, es cuando vuelven los olvidos, es cuando el ciudadano que se esconde bajo un rostro político deja o enmudece sus compromisos y queda todo en programas políticos caducados, en fotos que engalanan un álbum de recuerdos.
Cuando el político olvida su esencia, que no es más de la de ser también ciudadano, olvida el fin de sus actos y se convierte en medio tácito de sus intereses. Lo llevamos observando estos últimos días, semanas, meses y años...casos tan sorprendentes como el de la "Operación Malaya" en Marbella, o los escándalos que se están viviendo tanto en San Fulgencio y Bigastro (Alicante) por aquellos, dígase alto y claro, "POLITICUCHOS de primer grado", nos enseñan a la masa ignorante que no siempre la democracia consiste en un sistema perfecto, que aquellos que prometen por el bien social no son más que arañas que trepan en favor de sus bienes propios... Pero así es la realidad, una realidad que se asienta en la falta de compromiso de sus amados políticos, que mantienen, o creen mantener en la ignorancia, a los ciudadanos. En mi opinión no es que la masa sea ignorante, sino que más bien es olvidadiza y arroja al pozo de los recuerdos este tipo de escándalos que sorprenden tan sólo por semanas, meses, quizá en ocasiones algún año.
Hace unos días fui espectador, como muchos españoles por los medios informativos, de la salida de prisión de Don Julián Muñoz, y dígase de Don porque a la vista de las imágenes de su salida quién diría que formó parte de una de las tramas de corrupción política, quizá, más sorprendentes de este país.
Sí, querido Manuel, la política, uno de los mayores artes a los que la persona está llamado a participar, se convierte en un rito sucio, en un compromiso, en ocasiones vacío, así como lo estaban algunos más de 190 escaños de la cámara baja de nuestras Cortes... ¡¡Quién diría que estos señores cobran de media unos 4000 € mensuales!! y lo más importante, no es que dejen un escaño vacío, sino que demuestren a la sociedad que sus conciencias políticas, realmente, están vacías. No creo que exista tan sólo crisis económica, creo que existe crisis de compromiso, crisis de entender qué es democracia, compromiso, ciudadanos... Ellos han de recordar que son también ciudadanos.
Iván M. Ferrer
No hay comentarios:
Publicar un comentario