Hace unos días escuché una crítica de un ciudadano de a pié contra la clase política en general en la que se quejaba de lo demagógicos que han llegado a ser y de las pocas soluciones que están aportando ante esta crisis que nuestro país está sufriendo. Otro aspecto que apuntó se refería a la excesiva burocratización y lo caro que sale esto a las arcas estatales: municipio, diputación, autonomía, congreso, senado, gobierno, etc. Un político, estoy sumamente seguro que tendría respuestas para todas estas críticas. Pero, ¿cuál es la misión de la política? ¿Ofrecer pan y circo? O ¿solucionar los problemas de la sociedad?
Estamos en unos tiempos en los que ya no basta con pertenecer a… o formar parte de….Se acabó el: “estoy en este partido porque va a ganar, o va tener representación”. Incluso los del “voto útil”. Quitémonos, por tanto la careta del prestigio, del a corto plazo y decidamos libremente qué queremos ser.
¿Es que somos unos sofistas mercenarios que sólo trabajan por dinero o reconocimiento? Yo, personalmente, prefiero corromper a la juventud diciéndoles que son libres, que pueden pensar de forma autónoma, que pueden elegir y que pueden opinar libremente. El primero que “corrompió a los jóvenes” (según decía su sentencia de muerte) fue Sócrates y lo mató el poder establecido.
Ese ágora desde el que Sócrates “corrompía” a la juventud es lo que pretende ser USDE, un lugar en el que se reivindica y se hace uso de la verdadera libertad de opinión mediante la discusión sana de ciudadanos comprometidos con la sociedad en la que les ha tocado vivir.
Txema